¡Septiembre ha llegado! Vuelta al trabajo, vuelta a los estudios, la normalidad del día a día, los horarios establecidos… Entramos de nuevo en una dinámica que, a menudo, nos obliga a hacer malabares con el tiempo, con las tareas que debemos cumplir y con los hábitos y metas que nos habíamos propuesto. Y es que en septiembre ocurre algo similar al inicio del año nuevo: nos marcamos un sinfín de objetivos para lograr tener una vida más completa, sana, quizá para aprender cosas nuevas o enfrentarnos a miedos y superar baches. Y sin intención de desanimar, lo que suele ocurrir con el tiempo es que nos domine el veloz engranaje que mueve el día a día y se interponga en nuestros objetivos, provocándonos frustración y abandono. ¡No desistas! Existen métodos y profesionales que pueden ayudarte para vivir con plenitud y poder realizar aquello que te propongas sin agobios.

En este artículo te mostraré algunos consejos para tu bienestar y que empieces con fuerza y constancia el nuevo curso. Y si te estás preguntando si este texto es para tí, ¡Por supuesto que lo es! Independientemente de tu edad u ocupación, si eres estudiante de instituto, si trabajas en una multinacional, pequeña empresa o autónomo/a, si te dedicas a las tareas del hogar, si estás en la universidad online siendo mayor de 70 años… Cualquiera que sea tu situación y condición, ¡esto es para ti! Al fin y al cabo, todas las personas tenemos responsabilidades que atender y deseos y metas que queremos lograr, todas nos sentimos a veces atrapadas por el tiempo o por lo establecido socialmente y todas necesitamos ayuda y hacemos bien en pedirla. Así que ponte cómod@ y sigue leyendo…

Nuevo curso, nuevos objetivos

Plantearse objetivos no consiste en escribir una larga lista de ideas originales y llamativas con las que impresionar a otras personas en las redes sociales. Marcarse objetivos o metas implica dar forma real y posible a aquellas ideas, proyectos e inquietudes que queremos lograr. Para llevarlos a cabo es importante limitar dichos objetivos a unos pocos y a corto plazo. De este modo será más llevadero y factible el cumplimiento de dichos objetivos. 

Otros factores que no debemos dejar de lado para lograr nuestras metas es la constancia y la flexibilidad. Para nada constituyen dos elementos contradictorios. Debemos ser realistas con lo que podemos hacer. No para abandonar, sino para adaptarnos a los cambios y poder llevar a cabo aquello que nos habíamos planteado. Así seremos a la vez constantes y resilientes en nuestros proyectos y objetivos, dedicándole las acciones y el tiempo necesario. “Tiempo”… ¡dichosa palabra, verdad?! A menudo sientes que no tienes de éso, que se te viene encima o directamente te arrastra. ¡No te preocupes! A continuación te ofrezco algunas claves para conciliar mejor con él.

Claves para dejar atrás el «No me da la vida…»

En ocasiones, a menudo nos sentimos vencidos más por la escasez de tiempo que no por nuestras capacidades. Y es que saber gestionarlo es todo un arte. Además, no nos equivoquemos: ¡cada persona es un mundo y no existen trucos milagrosos! Lo que sí hay son algunas claves a tener en cuenta las cuales deberemos adaptar y personalizar a cada caso:

Prioridades y la Matriz de Eisenhower:

Realiza un proceso de introspección. Debemos tratar de tener claro qué es lo que queremos hacer (tanto intereses como responsabilidades). Y posteriormente, decidirnos por aquellos objetivos que nos permitan concretar y llevar a la realidad.

Acto seguido, prioriza dichos objetivos y ordena las acciones que debas realizar para cumplimentarlos. A veces, una tarea puede estar lejana en el calendario, pero para cumplirla deben realizarse previamente otras “mini-tareas”. Éstas, si nos esperamos al último momento, imposibilitaran realizar la tarea principal. En estos casos deberemos empezar por ella antes que otras. Seguramente poner orden y saber cuándo hacer aquello que tenemos pendiente es un paso que nos abruma, ¿qué es lo que debería hacer antes?

Nos podemos ayudar de la Matriz de Eisenhower, que tanto nos sirve en la toma de decisiones del mundo laboral (por ello a menudo la aconsejo en las asesorías de gestión de tiempo y proyectos) como en nuestra vida personal. Esta matriz nos ayuda a comprender y clasificar aquello que queremos / debemos realizar planteandonos qué es urgente y qué es importante. En función de estos dos conceptos podremos trazar un orden para realizar las tareas en cuestión.

Separa la vida laboral de la personal:

Es importante y necesario para nuestro bienestar (y por lo tanto, para sentirnos capacitados y lograr nuestros propósitos) distinguir entre el ámbito laboral y personal. Tener clara una línea de separación entre los dichos ámbitos y todo lo que conllevan: problemas de la vida laboral, el ritmo por el que se rige, las tareas a realizar, las relaciones con compañer@s y/o clientes… no tienen porqué verse reflejados ni traer consecuencias a tu mundo y entorno personal; del mismo modo que sucesos que te ocurran en tu vida personal no tienen porque volcarse negativamente sobre tus compañer@s de trabajo, entre otras cosas.

Está clara y no vamos a negar la condición no-perfecta humana. No somos perfectos ni lo vamos a ser, y contra antes lo aceptemos mejor. Todos podemos cometer errores, equivocarnos, tener días flojos o malos. Sin embargo, en nuestras manos está tratar de actuar de formas que mejoren nuestra salud y día a día. Así pues, en lo que se refiere a las consecuencias derivadas de la incapacidad de separar entre los dos ámbitos, nos topamos habitualmente con dos detonantes:

  • Por un lado, puede darse que el estrés al que a veces estamos sometidos en el trabajo aumente su gravedad y su asiduidad. Cuando éste se convierte en crónico y nos imposibilita tener una vida física, mental y emocional estable, sufrimos lo que se llama Burnout (trabajador quemado). La OMS lo ha considerado enfermedad desde el pasado mes de mayo debido a la cantidad ascedente de personas que lo padecen. Puede acarrear problemas de salud a nivel psicológico y físico, los cuales se manifiestan tanto en el ámbito laboral como personal. Saber prevenir situaciones de estrés, así como dedicarse tiempo y realizar actividades de atención plena (consúltanos sobre nuestro Taller de Prevención del Burnout) es fundamental para evitar situaciones que puedan terminar desencadenando este síndrome.
  • Por otro lado, nos encontramos con la imperante presencia de las tecnologías digitales y lo que eso conlleva: hiperconectividad e inmediatez. Estas características son habitualmente las que no nos permiten desconectar del trabajo fuera de él. Para superar este “enganche” hay distintos métodos y herramientas, pero lo vital es que realmente entendamos la implicación que tienen nuestras acciones en relación con las tecnologías digitales de la comunicación y que nos propongamos realmente un cambio. Existen App’s que nos ayudan a bloquear otras aplicaciones relacionadas con el trabajo para que no nos estorben fuera de él. Sin embargo, requiere principalmente un cambio de hábitos. Debemos desarrollar una convivencia saludable con las tecnologías digitales para vivir de acorde a nuestro tiempo, entorno y nosotr@s mism@s. Y es que lograr desarrollar hábitos digitales saludables es clave para una vida plena y equilibrada.
Interioriza la importancia de disponer de tiempo para ti:

Sea cual sea tu ocupación diaria es importante que también tengas tiempo para ti en el que dedicarte a tus inquietudes y necesidades. Y no, no estamos hablando de realizar tareas de mantenimiento del hogar o de tu familia. Sino actividades que empiecen y acaben en tí mism@, en las que dediques tiempo y atención para tu desarrollo y bienestar personal: técnicas y actividades de atención plena, actividades saludables, ratos de introspección, hobbies e intereses, etc. Cultivarnos, dedicarnos tiempo, es muy importante, motivador y una recarga energética a la vez que causante de paz y serenidad. Todas las personas podemos tener un día a día abrumador, podemos vivir situaciones complejas, pero debemos tratar de encontrar el método para cuidarnos a nosotros mismos y respetar nuestros tiempos y necesidades, cultivarnos y construir nuestro “Yo”.

Por poner algún ejemplo de casos particulares…

Podemos encontrarnos en la situación de tener que ser cuidadores informales de alguna persona dependiente y por eso mismo creernos que tenemos que dedicar todo nuestro tiempo a la otra persona. Sin embargo no nos damos cuenta de que es estríctamente necesario que nosotros estemos bien para podernos hacer cargo de la otra persona, y a menudo lo que sucede es que terminamos por estallar ante una situación que nos supera y sintiéndonos perdidos sin poder desarrollarnos como personas.

Otros casos pueden ser los relacionados con el mundo laboral, como el síndrome del Burnout comentado anteriormente. O, por supuesto, también puede ser un detonante de la falta de tiempo para uno mismo la crianza de tus hijos e hijas. Ésta no es precisamente fácil y en la nueva era informacional aún menos. Aparecen entornos distintos a los que hacer frente sin que nadie nos haya explicado ni dado los recursos necesarios para ello (por eso mismo hemos creado un taller de Bienestar digital y de Crianza en la era digital).

Si te encuentras en estas situaciones hay muchas personas profesionales que pueden ayudarte, grupos de apoyo, talleres como los que ofrecemos con mi equipo de colaboradores profesionales (¡Pregúntame por ellos!) y por supuesto tus amigos y familiares para escucharte y apoyarte, ninguno de éstos distintos apoyos es excluyente. Es muy necesario que interioricemos la importancia de estar bien con nosotros mismos, de cuidarnos, de dedicarnos tiempo, de conocernos… para lograr así una vida saludable y de bienestar que nos posibilitará también tener buenas relaciones con las personas de nuestro entorno y sentirnos capaces de llevar a cabo aquello que queramos.

¡Empezamos el curso! Ahora os llegan desde cero distintas oportunidades. ¡Cogedlas y adelante!


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